martes, 30 de agosto de 2011

"Cada órgano dañado responde a un sentimiento"

El cuerpo es nuestra herramienta de curación?
Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.

Bueno, cada uno es cada cual...
Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.

¿Eso es para usted la enfermedad?
Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

¿Nace el conflicto?
Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

Póngame otro ejemplo.
Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

Pero tener prisa es psicológico.
Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.

¿Y provoca un síntoma?
Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.

Dígame.
El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.

¿Realidad energética?
Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.

¿Y es irreversible?
Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estabas sola con mis hijos" "Si estas con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.

A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.
Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.

¿Todo conflicto provoca enfermedad?
No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?
Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.

¿Estómago e intestino?
No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización...

¿Lo adecuado para estar sano?
Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones procuradas: fútbol, cine... Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida se multiplica por dos.

La ira y la violencia se expresan a sus anchas.
Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia, y la descarga enfadándose con su mujer. Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.



EmocionesLas enfermedades son una tentativa de autocuración, una reacción biológica de supervivencia frente a un acontecimiento emocionalmente incontrolable, de manera que cualquier órgano dañado corresponde a un sentimiento preciso y tiene una relación directa con las emociones y los pensamientos. Junto al doctor Philippe Levy, Flèche creó nuevos protocolos para organizar un método de diagnóstico original emocional y una nueva forma de terapia breve que busca en las emociones el origen y la solución a las enfermedades. Tiene publicados 17 libros sobre la descodificación biológica, cuatro de ellos traducidos al español. El cuerpo como herramienta de curación (Obelisco) ha vendido tres ediciones

domingo, 21 de agosto de 2011

6 Reglas básicas de todo hombre exitoso

Un hombre si sigue estas simples líneas, bosquejo, de lo que debe de ser su comportamiento, tiene el futuro ganado, pues como tu tratas, serás tratado...

1. Se puntual.
2. Se discreto.
3. Se cortés, agradable y optimista.
4. Interésate por los demás, no sólo por usted mismo.
5. Vístete correctamente.
6. Usa un lenguaje escrito y oral correcto.

Si sigues estas ideas básicas, te aseguro que pronto la fortuna estará tocando tu puerta, pues estarás siguiendo los pasos de todo hombre exitoso.

El valor de las cosas

“Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E…encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien- asintió el maestro.

Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Pensamiento Positivo: Lo imposible solo tarda un poco mas!!



Aquello que nos decimos a nosotros mismos afecta radicalmente la calidad de nuestras vidas y nuestra habilidad para hacer cosas efectivamente.

Somos lo que pensamos. Si nuestro discurso interior es negativo pues somos eso: seres pesimistas irradiando energía negativa. Por el contrario, si nuestro discurso interior es positivo somos seres que creamos y emanamos energía positiva.

El pensamiento positivo y el pensamiento negativo son semillas. Siembra ideas y sentimientos positivos en tu mente y recogerás acciones positivas.
La gente de espíritu negativo va llena de comentarios derrotistas, repitiéndolos continuamente. Frases inútiles como estas a continuación :
Mi vida es un desastre.
Nada me sale bien.
Esto siempre me pasa a mi.
Ya lo arruine todo.
Nada va a resultar .
Es inútil esforzarse.

Aun cuando a la gente negativa le esta yendo bien nunca reciben con positivismo aquello bueno de la vida y terminan diciendo:
Esta racha de buena suerte durará poco.
La felicidad no es para siempre.
Me gustaría que todo siempre saliera bien, pero es imposible.

En cambio la gente de pensamiento positivo, con metas de triunfar y salir adelante va por la vida con frases muy diferentes:
Todo va a salir bien .
Nada es imposible.
Tengo fe que todo saldrá a mi favor.
La buena suerte siempre me acompaña.
Hay que tener confianza.
Hay que esforzarse.

Y si algo malo les sucede, la gente positiva no se derrota por el contrario su discurso es de esperanza y entonces se dicen:
No hay mal que por bien no venga.
Siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas.
La próxima vez todo va a estar mejor.
Pase lo que pase hay que salir adelante.

Gente negativa ve los hechos malos como a una película, se miran a sí mismos como los perdedores, los derrotados, los últimos, las víctimas mientras que la gente positiva se enfoca se miran como luchadores, emprendedores, dueños de su destino,creadores continuos de su propia película.

Si acaso estas en el grupo de aquellos que todavía no practican el pensamiento positivo, no te apenes, no te deprimas, empieza ahora, trata de explicarte las cosas de una manera diferente, con mayor optimismo, con más amor propio, con esperanza. Mantén conversaciones positivas contigo mismo e inmediatamente veras la diferencia en tu actitud personal, en tus acciones, en tu vida.

¡Ya no sigas siendo una victima de las circunstancias!


Sandra Coral comparte 3 tips para alejar de ti el sentimiento de victimizacion y ayudarte a hacerte cargo de tus resultados ahora.

Querido amigo, de nuevo estoy aquí para recordarte que eres dueño de tu vida y de tu destino, y que por este motivo tienes la capacidad de cambiar las cosas que has estado observando en tu presente y que no te hacen sentir satisfecho, feliz y agradecido con lo que tienes.

Frecuentemente recibo mails de la gente que amablemente sugieren temas de interés para compartir con ustedes en mi portal, y entre todos estos mensajes recibí uno que me pareció muy interesante en donde se hablaba de la victimización, en este correo, esta persona parecía sentir injusto que otros se consideraran víctimas, cuando la única víctima de todo el problema era ella.

Este mail me hizo recordar lo importante que es alejar el sentimiento de victimización de nuestras vidas, y el hecho de hacernos responsables de nuestros resultados. Porque muy a pesar nuestro, lo que estamos obteniendo en nuestra vida el día de hoy, es fruto de las decisiones correctas o incorrectas que en algún momento tomamos. Quizás sin tener conciencia de ello, quizás sí, pero eso no es lo que importa ahora, pues buscar culpables no servirá, de nada, si en cambio tomar cartas en el asunto y decidir tomar el toro por los cuernos y decirnos a nosotros mismos: “FUERA EL SENTIMIENTO DE NO MERECER, EXPULSO DE MI VIDA EL SENTIRME COMO VICITIMA”.

Y para ayudarte en este sentido, comparto contigo 3 tips que te ayudarán a alejar de tu vida el sentimiento de victimización y te permitirán sentirte totalmente libre de esta pesada carga.

Tip #1. DEJA DE CULPAR A OTROS DE LO QUE TE SUCEDE: Indudablemente nos han enseñado desde pequeños que cuando algo está mal, seguramente hay un culpable de dicha situación, y gastamos gran parte de nuestras energías buscando dicho culpable para hacerlo responder por lo que sucede. Fuimos programados para buscar la parte negativa de las cosas, y en lugar de proponer soluciones, perdemos el tiempo buscando culpables, y proponiendo castigos. Que dicho sea de paso, no nos ayuda a remediar la situación porque lo hecho, hecho esta. Convertirnos en víctimas de la vida no resuelve los problemas, más bien los hace más grandes. Aunque muchos dirían: “Pero que bien se siente, y como descansa el alma”. ¡Sí!, si quieres una VENDITA para el problema, continúa quejándote de por vida, y sigue siendo la víctima de las circunstancias, invierte tu tiempo en buscar al culpable de lo que te sucede y piensa en la forma de salir redimido.

Pero si lo que en realidad deseas es ponerle fin a este sentimiento de victimización que has estado cargando por mucho tiempo, y que no te permite disfrutar tu vida al máximo entonces es hora de reprogramar tu mente en el polo positivo, el único que te llevara al éxito rotundo en todos los campos de tu vida.

Comienza por dejar de buscar culpables por lo que te sucede, y acepta que sólo tú tienes el poder de salir de la situación en la que te encuentras de la misma manera en la que te metiste. Es decir, tomando una decisión diferente y cambiando lo que ahora estas observando.

Es verdad que la gente puede llegar a opinar sobre tu vida y quizás influir sobre lo que tu hagas de tu vida, pero únicamente tu eres dueña de las decisiones que tomas, lo que hagas entonces es tu responsabilidad, y tomando esta responsabilidad por difícil que sea, puedes reestructurar el camino que hayas tomado, es decir si algo en tu vida no está marchando como te gustaría, si alguna decisión que tomaste en el pasado ahora está afectando los resultados que obtienes, reestructura, cambia, modifica, haz lo que sea necesario y vuelve a empezar. Nunca es tarde para conseguir lo que de verdad deseas, lo único que necesitas es ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD, Y TRAZAR EL CAMBIO AHORA.

Tip #2. ENCUENTRA LA LECCION DE LA SITUACION VIVIDA: Siempre que hacemos elecciones en nuestra vida, buenas o malas, correctas o incorrectas, efectivas o deficientes. Siempre absolutamente sin error puedo decirte que hay algo que tenemos que aprender de dicha situación. Puede que no sea la mejor forma de tomar un aprendizaje y sin embargo lo obtenemos, muchos dirían; “Que forma tan particular de enseñar, tiene la vida”. Quizás fuimos nosotros quienes orillamos a la vida a que nos enseñara la lección de mala manera, pero como dije antes, eso no importa ya, lo que importa es lo que puedes hacer a partir de eso HOY.

Decide buscar lo que puedes aprender de la situación, las cosas que no viste en ese momento y que llevaron a que la situación se saliera de control, tal vez fuiste muy confiando, tal vez estabas sensible, quizás actuaste precipitadamente, no lo sé, piensa y analiza que paso, y que puedes aprender de todo esto, para que en el futuro puedas actuar de manera más sabia, tomando como base tus errores y sabiendo aprender de ellos y modificar lo que sea necesario. Pues de nada servirá que cometas un error una y mil veces, si no aprendes nada de esto.

TIP #3. ACEPTA QUE TIENES EL PODER DE CAMBIAR LA SITUACION Y ¡ATREVETE A HACERLO!: Una vez que has tomado la responsabilidad sobre tus actos y has dejado atrás la búsqueda de culpables, y en lugar de ello has elegido buscar soluciones a la situación. Comienzas a analizar de manera más consciente cada decisión que tomas en tu vida, cuando decides aprender de tus errores y buscar el mensaje que cada evento te quiere dar, entonces estas a un paso de enterrar a la victima de las circunstancias y te estás convirtiendo en el dueño absoluto de tu vida. Cuando te conviertes en el dueño absoluto de tu vida, aceptas toda la responsabilidad y con ello la satisfacción de saber que puedes cambiar la situación que estás viviendo en tu vida presente, por mala que parezca, esta aceptación te dará la claridad para que puedas encontrar las soluciones más efectivas y lograr cambios seguros en tu vida.

Acepta que tienes el poder de cambiar tu vida, y ATREVETE A HACERLO, muchas veces las decisiones que te lleven a ese cambio que necesitas no serán fáciles, y quizás tengan como obstáculo el confrontar a personas que amas demasiado, el decir lo que realmente piensas, el poner límites a lo que has permitido, y todo esto traiga consigo roces y situaciones incómodas que a la larga, serán para mejorar la situación en la que te encuentras.

Pero recuerda, cuando alguien decide cambiar, no todos estarán felices por ello, y sin embargo no por esto tienes que dejar de cambiar. Nadie dijo que dejar de ser víctima fuera fácil, pero lo que si te puedo decir es que el resultado final será mucho más satisfactorio que el de seguir siendo víctima. Cuando dejas de ser víctima, se termina la búsqueda de culpables, pues siempre estarás seguro de saber quién es responsable ¡TÚ!, y no tienes que preocuparte si este aceptará o traerá una solución a tu vida, porque tienes la seguridad que él pueda cambiar los resultados de su vida, en cuanto lo decida. ¿Qué esperas? ¡Decídelo ahora!

Acerca de la autora

Sandra P. Coral Dulcey.
Directora del Portal Psicoexito el Portal del Éxito y la Superación Personal
http//www.psicoexito.com

domingo, 24 de julio de 2011

La Domesticacion de los Humanos

Hoy amanecí recordando aquellos días de mi infancia. Es posible que motivada por la idea ya que recientemente hojee las paginas de un libro en Barnes &  Noble. En realidad no tenía una idea fija de lo que buscaba. Quizá fue el nombre de la autora, coincide con el mío, que fue lo que  me llamo la atención entre los distintos ejemplares del anaquel. Lo tome, me dirigí a la cafetería contigua, y me dispuse  a dar un vistazo. Me pareció bastante interesante su contenido. Hice unas anotaciones breves aunque no descarto la posibilidad de comprarlo mas adelante. Si alguno de mis lectores ha leído sobre este tema y considera que vale la pena, por favor no dude en darme luz verde.
Reflexionando sobre esos apuntes inmediatamente brinque de la cama a mi computadora, nada nuevo por cierto, y me di a la tarea de recorrer algunos portales de internet y tambien a echar mano de libros que conservo, mismos que me ayudaron a nutrir esta reflexión con palabras que sirvieran para, antes que nada, convencerme yo misma.
A través del tiempo se nos ha enseñado “conductas normales” y nos han hecho creer que, de no seguir ciertas reglas “lógicas” nuestra vida será un desastre. Desde pequeños la “gente grande” que nos rodeaba captó nuestra atención y, por  medio de la repetición, introdujeron más información en nuestra mente que la que pudieran darnos con palabras que, algunas veces, ni eran las mejores respuestas, ni las mejores palabras. ¿Y porque esto? ¿Y porque aquello? ¿Y porque lo otro? ¡Porque soy tu padre! Esas palabras que entraron por la mente, formaron imágenes y cambiaron por entero, para bien o para mal, las creencias y la percepción que tenemos ahora, no solo sobre nosotros mismos sino de todos los demás. Esas palabras actuaron, y seguirán actuando, como un instrumento de magia. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí, como las sagradas escrituras: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo. 
Por ejemplo, cuando íbamos al colegio prestábamos atención a lo que el maestro o la maestra nos enseñaba. Demandaban nuestra atención porque a eso íbamos, a estudiar y había que esforzarse  si queríamos obtener una beca, una buena nota y con ello nuestra promoción al siguiente año escolar y al ansiado premio de Papa y Mama. Un premio que debíamos compartir; una parte para nosotros y otro para ellos, y asi autocalificarnos como buenos padres o buenos hijos o ambas.
Antes de continuar, debo aclarar que estoy totalmente de acuerdo en que debemos impulsar el estudio como una de nuestras metas, o mejor aun, como un logro personal. Lo que no me parece es la repercusión que le dan a esas palabras algunas personas;  “si quieres ser alguien importante en la vida debes asegurarte una carrera” como si no fuésemos alguien importante ya. Esas palabras debilitan la autoestima, sobre todo, las de un adolescente. Por supuesto que estar bien preparados académicamente ayuda. Pero si de labrarnos un porvenir se trata, no veo porque no empezar a los 16 o 18 años. Creo que seria estupenda la edad para empezar a avisorar las expectativas, a preever un futuro acorde al estilo de vida que cada quien ambiciona. Me parece que la opcion esta mejor encaminada a que si nos ponemos a esperar a que los hijos obtengan un titulo prefesional. Finalmente ¿que es lo que estamos esperando? acaso ¿eso nos garantiza la ansiada felicidad?  No ¿Es necesaria una buena educación? No necesariamente en ese sentido ¿Ser dueño de un coeficiente intelectual elevado? Claro que tampoco ¿Juventud? Menos ¿ Entonces? Yo me inclino por el pensamiento de que nuestra misión en la vida no es superar a los demás, sino superarnos a nosotros mismos, batir nuestros propios records, dejar atrás el ayer y adelantarse al mañana si creemos primeramente en nosotros. Pues bien, si pensamos igual  ¡que buena onda! no perdamos el tiempo y continuemos esforzándonos dia tras dia.
Y ya sobre la marcha de los recuerdos, relaciono uno de cuando me manaban a la iglesia los domingos. Debo confesar que me arullaban las palabras del sacerdote durante la ceremonia. Esas interminables e incomprensibles “charlas” que acababan por hacernos roncar a más de tres. Y es que, a decir verdad, me aterraban los rostros de sufrimiento en las imágenes de los Santos y las Vírgenes que posaban en los altares. Yo decía en mis oraciones, en voz baja claro: “Dios, ¿no pudiste escoger personas mas sonrientes para promover tu presencia en la tierra?”  Esa gente me atormenta hasta en mis sueños, tiene heridas estigmatizadas y sangrientas en su cuerpo, rostros funebres, que acaso ¿solo el sufrimiento nos hace dignos de El?. Racistas y discriminatorios ademas, porque el unico morenito que habia lo tenian guardado -San Martin  de Porres- en el catecismo nunca me hablaron de el y menos de algun gordito simpatico. Desde temprana edad empece a notar demasiadas incongruencias. Debo aceptar que ni el bautizo, ni la confirmacion, ni la primera comunion lograron sacarme el chamuco que traia dentro. Fue mi infancia una especie de tormento chino pero me consolaba saber que no era la unica. Muchos hemos crecido entre la disyuntiva de ser “buenos” o ser “malos”; Dioooos, ¿porque no hay terminos medios?.
Hay en la iglesia (en la ciudad donde nací) un mural esplendoroso que representa la escena del ¨lavatorio de pies a Jesús¨ y cuando niña supuse (y esto lo digo con profundo respeto), que le estaban remojando los pies para sacarle los callos, asi como acostumbraba mi abuelo. En aquellos tiempos, por menos de lo que acabo de expresar, me hubiera dado tremendo soplamocos. No solo me enseñaron a callar, tambien me enseñaron a creer que debía ser una “niña buena” pero me confundían.  Si Jesús había sido tan bueno, ¿porque entonces acabo linchado y colgado en una cruz? y por si fuera poco se nos culpe por ello: “Jesús murió por ti, por mi, y por todos nosotros”. Asi crecimos la mayoría de los cristianos, con un terrible cargo de conciencia que nos genero algo gravísimo; la culpa.
Mis neuronas  acaban de recordarme otra anécdota; Cuando cursaba la primaria, había una compañera que pertenecía a los Testigos de Jehová. Un día se le ocurrió hablarme del famoso “Armagedón”. Su revelación apocalíptica me dejo con los ojos completamente redondos y, por varias semanas, no pude hacerlos una rayita horizontal para dormir tranquilamente, sobre todo cuando se avecinaba una tormenta. Sentía pánico con solo imaginar aquellas inmensas bolas de fuego que caerían del cielo como granizo y que la tierra se abriría para llevarme derechito al  infierno, entre muchas otras lamentaciones. Por fortuna pude liberarme, en cuanto se lo conté a una prima, quizá porque ya tenía con quien morder la almohada por las noches. No lo se pero es fecha que todavía se acuerda y me lo reclama cada que puede. Supongo que algo muy parecido sucede con el concepto “transgeneracional”, por eso lo menciono.
 
“Los textos sagrados son fuentes inagotables por poco que uno tenga libertad para leerlos e interpretarlos. La Biblia es uno de ellos. Se les interroga y ellos resumen los tormentos que sufren el individuo, la sociedad y la época en un surtido de imágenes fuertes y depuradas a la manera de un sueño que nos hablara a la vez de lo que hemos vivido y sobre lo que viviremos. En ellos están estrechamente ligados, pasado, presente y futuro” –Nina Canault-.
“Al principio cualquier nueva teoría es considerada como absurda. Después se admite su veracidad, pero se considera obvia e insignificante. Al final todos la creen tan importante que hasta sus detractores pretenden haber sido ellos los que la descubrieron.” -William James-
En relación a este pensamiento, un filósofo, Alfred North Whitehead hizo la siguiente observación: “Casi todas las ideas nuevas tienen un cierto aspecto de necedad al principio. La historia de la ciencia esta repleta de ejemplos. Copérnico dijo que la tierra giraba alrededor del sol.  Louis Pasteur dijo que la enfermedad es causada por criaturas microscópicas llamadas “gérmenes”. Newton hablo de una fuerza invisible llamada “gravedad”. Estos científicos fueron considerados como grandes payasos en su día solo por el hecho de subirse a una tarima y contar sus teorías”.  
Y Sobre el tema que nos ocupa encontre que para Freud: http://www.psiconet.org/freud/   el padre es, ante todo, el lugar en el que se forman las ideas con las que el niño construye mentalmente el futuro en que crece. Para Jacques Lacan: http://www.psicomundo.org/lacan/ es aquel a través del que llega a la psicosis, a poco que su función “simbólico” no se percibe en el seno de la familia.
Sobre esto explica en su libro Nina Canault: “Lo simbólico nos remite al hecho de que somos seres de lenguaje y el lenguaje es lo único que nos diferencia de otros mamíferos. En el terreno practico el padre puesto en relieve a Freud y luego por Lacan es un padre severo y el psicoanálisis cometió un grave error al respecto. En efecto ¿Qué es un padre autoritario, sino el que impide al niño estructurarse a partir de el? Yo creo que a partir del discurso del psicoanálisis sobre la ley y la castración ha bloqueado a los hombres en su manera de ser padres. Los especialistas de la genealogía hacen suyo este concepto ampliando su sentido”.
Por otra parte, Didier Dumas señala que; “Cuando se llega a entrar en su lenguaje, uno percibe que los niños psicóticos actúan según una sola cosa: el pasado genealógico de su familia, del cual exploran incansablemente el inconsciente. Para mí, ese mal universal que las culturas tradicionales llaman “la enfermedad de los antepasados”
“Recibimos de nuestros antepasados mucho más que una herencia material. Sin ser conscientes de ello, somos beneficiarios, o victimas, de un tipo de legado psicogeneracional, y con sus aspectos positivos y negativos que marcaria nuestras vidas. No solo cargaremos con muchos de sus errores, en muchas ocasiones, tambien los repetiremos. El concepto de “transgeneracional” designa el proceso vital de la transmisión de actitudes, contenidos psíquicos y secretos de la familia a lo largo de varias generaciones. Esta nueva ciencia humana, heredera del psicoanálisis identifica las huellas psicológicas que nuestros antepasados han dejado en nosotros con el fin de comprender nuestro comportamiento humano y nuestra vida”.Fragmento de introducción “Como pagamos los errores de nuestros antepasados”.http://luxatenealibros.blogspot.com/2010/01/psicogenealogia-psicoanalisis.html
Hojeando otro libro encontré una teoría similar que relata Don Miguel Ruiz:http://www.crecejoven.com/mente/los-cuatro-acuerdos/salud.php  “En primer lugar, a los niños y niñas se le enseña el nombre de las cosas: mamá, papá, leche, botella. Día a día, en casa, en la escuela, en la iglesia y desde la televisión, nos dicen cómo hemos de vivir, qué tipo de comportamiento es aceptable. Tenemos todo un concepto de lo que es una «mujer» y de lo que es un «hombre». Y también aprendemos a juzgar: Nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas, juzgamos a nuestros vecinos”… Y  agrega tambien… “Domesticamos a los niños de la misma manera en que domesticamos a un perro, un gato o cualquier otro animal. Para enseñar a un perro, lo castigamos y lo recompensamos. Adiestramos a nuestros niños, a quienes tanto queremos, de la misma forma en que adiestramos a cualquier animal doméstico: con un sistema de premios y castigos. Nos decían: «Eres un niño bueno», o: «Eres una niña buena», cuando hacíamos lo que mamá y papá querían que hiciéramos”.
Mas adelante añade; “Ni tú ni yo escogimos que lengua hablaríamos, ni que religión ni los valores morales: ya estaban ahí antes de que naciéramos. Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre. De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras propias creencias. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, “nos lo creemos”, y a eso lo llamamos «fe». Tener fe es creer incondicionalmente. Así fue como aprendimos cuando éramos niños. Los niños creen todo lo que dicen los adultos. Estábamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe era tan fuerte, que el sistema de creencias que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida. A este proceso se le llama “La domesticación del ser humano”.
Aqui algo un tanto agresivo pero a la vez interesante que esta relacionado con el termino. Nota: fue blogeado en el 2005 por alguien no identificado
Tal parece que todos ellos coincidieron que la “repetición” es mucho más compleja  en su mención transgeneracional que en su dimensión individual. “Mas violenta, más radical, la repetición genealógica es completamente ineludible, es el enemigo más insidioso de la vida mental y no se puede trabajar sobre la historia familiar sin encontrarla”. Suena interesante ¿no? pero me quedan dudas. Don Miguel Ruiz escribe; “muchas veces ni siquiera entendíamos de que estaban hablando los mayores y lo mas triste  que la misma dinámica funcionaba con mamá y papá, los abuelos, y hasta con nuestros hermanos y hermanas”. Esto obviamente me me lleva a pensar que es la misma reproducción de los valores que inculcamos a los hijos y que solo dejaran huella si los ponemos en práctica…Humm, creo que aquí es donde esta el problema.
Se dice que: “El verdadero maestro enseña con su congruencia de vida“; Es prueba tangible de que las palabras muchas veces convencen pero el ejemplo arrastra. Lo cierto es que simultáneamente aprendimos a obedecer y a captar la atención de otros seres humanos y los reproducimos. El problema que veo es que tambien desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, sus profesores, sus amigos. Luego la necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta. Ahora tomamos nuestras decisiones basándonos en nuestras creencias fundamentales, muchas de las veces, inconscientemente. Aquí es donde conviene hacernos una autoevaluación.
En conclusión, ya estamos lo bastante creciditos, tenemos la capacidad de discernir y en cada uno de nosotros esta la decisión de creer o no, en continuar o no arrastrando con grilletes todo aquello desde la infancia. Me parece que hay una buena razón ahora que, gracias a estos estudios, sabemos que la educación transgeneracional es la fuente de la que emanan, si no  todos, por lo menos una buena parte de los males que aquejan en este mundo, en especial a cada uno de nosotros. El resto depende de la consciencia, el valor y la madurez que cada quien le conceda a su ser individual. 
No se a ti pero me parece que lo más importante es sentir comodidad con  uno mismo y con todo lo que hacemos asegurándonos de que nuestras acciones no perjudiquen a terceros y de que nuestros valores estén siempre en sincronía, porque de lo malo tambien se aprende, solo que hay que identificar los principios y apegarnos a ellos porque la integridad es lo más valioso que tenemos, ni siquiera la familia nos lo puede arrebatar. Mi estimado lector, lectora, agradezco como siempre tu atención y si tienes una mejor oferta para analizarla juntos, házmela saber, no dudes que sabré valorarla.

Vía

Nuestro Nombre Es El Primer Contrato Con El Que Cargamos

Cuando bautizamos a un hijo debemos saber que junto con el nombre le pasamos una identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos.
Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida. Un nombre repetido es como un contrato al que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias el nombre pierde fuerza y queda devaluado.
Según Cristóbal Jodorowsky, el nombre tiene un impacto muy potente sobre la mente. Puede ser un fuerte identificador simbólico de la personalidad, un talismán o una prisión que nos impide ser y crecer.
Ya hemos comentado en otro artículo que en los árboles narcisistas cada generación repite los mismos nombres de sus ancestros y con ello se repiten los destinos.
¿Atraen ciertos barrios a personas cuyo estado emocional corresponde al significado oculto de esos nombres?
Dice Alejandro Jodorowsky que en Santiago de Chile vivió en La plaza Diego de Almagro, un lugar que él sintió como oscuro y triste. Resulta posible pensar que ese lugar era el reflejo de su interior en aquel momento de su vida.
Diego de Almagro fue un conquistador frustrado. Por engañosos consejos de su cómplice Pizarro, partió de Cuzco hacia las tierras inexploradas del Sur creyendo encontrar templos con tesoros fabulosos. Después de muchas calamidades volvió como alma en pena a Cuzco, donde su traidor socio, no queriendo compartir las riquezas robadas a los incas, lo hizo ejecutar.
Podríamos dedicar unos minutos a observar el lugar donde vivimos: en la calle de un poeta, de una santa benefactora, de un descubridor o tal vez en la de un general asesino.
Nada es casual, el mundo es como un espejo que nos refleja, cada vez que realizamos una mutación interior también cambia nuestro exterior.
¿Podríamos decir que los nombres tienen una especie de frecuencia que sintoniza con ciertos receptores? ¿Qué tipo de receptores?
Inconscientemente nos sentimos atraídos por cientos nombres que reflejen lo que somos (a veces son exactos y otras veces están ocultos detrás de máscaras, sólo hay similitudes léxicas o fonéticas):
  • Nuestra parte sana y positiva es un receptor que sintoniza con ciertos nombres, porque nos hacen gozar y sentirnos seguros.
  • Nuestra parte enferma y negativa es otro receptor que sintoniza nombres determinados, porque hay una intención supraconsciente de resolver el conflicto.
Reflexionemos de nuevo en los nombres de lo que hemos atraído a nuestro mundo:
-El nombre de nuestra empresa, centro de trabajo, escuela…
-El nombre de nuestra pareja, amigos, jefes, profesores…
-Personas que se cruzan en nuestro camino por “accidente” y se llaman exactamente igual que nuestro padre (o madre, hermano…)
¿Hay una programación inscrita en nuestro nombre y apellidos?
Según nos cuenta Alejandro Jodorowsky, tanto el nombre como los apellidos encierran programas mentales que son como semi­llas, de ellos pueden surgir árboles frutales o plantas veneno­sas. En el árbol genealógico los nombres repetidos son vehícu­los de dramas. Es peligroso nacer después de un hermano muerto y recibir el nombre del desaparecido. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos. Cuando una hija lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser “la novia de papá” durante toda su vida. Un tío o una tía que se suicidaron convierten su nombre, durante varias generaciones, en vehículo de depresiones. A veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos, cambiarse el nombre. El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva así lo comprendieron la mayoría de los poe­tas chilenos, todos ellos llegados a la fama con seudónimos.
¿Hay ejemplos que nos permitan comprender la importancia del nombre?
Nuestro nombre nos tiene atrapados, ahí está nuestra “individualidad”
-Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del mundo.
-Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz…
-Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan
-Miguel ÁngelRafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la encarnación
-Césarpoderoso y asociado a la ambición
¿Cómo sé si el nombre que he recibido me perjudica?
Estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente. En los nombres encontramos secretos. Es importante ver cómo funciona el nombre que nos dieron.
Algunas cuestiones:
-Lo primero es saber la persona que nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el padrino?… El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para repetir el nudo incestuoso, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una hija-clon de su suegra.
-¿De pequeño/a me gustaba mi nombre o me hubiese gustado llamarme de otra manera? Los niños tienen una intuición especial y una fresca desinhibición que les permiten rechazar de pleno lo que les contamina.
-Investigar de donde viene nuestro nombre:
*Si es de algún familiar, es bueno analizar su destino y los caminos que recorrió en su vida, porque probablemente venimos a repetirlos. Llamarse René después de un hermano muerto, es cargar con él toda la vida.
*Si es de alguien significativo para quién nos nombró, nos caerá la carga de darle a éste lo que el otro no le dio.
*Si es de algún personaje histórico, novelesco, as del fútbol o princesa de Mónaco, viviremos frustrados y fracasados si no seguimos el guión.
*Si es por algo material, adquiriremos las propiedades de ese elemento. Por ejemplo, “si me llamo por la muñeca de mi hermana, me convertiré en su muñeca, ella jugará conmigo, me dominará”.
*Si me llamo por algo inmaterial, tenderé a fines abstractos ideados por nuestros padres, desatendiendo lo real e incluso, por oposición a ellos, llegaré a materializar lo contrario a lo que llevo escrito en el nombre. Llamarse Libertad, Paz, Luz, no siempre es sinónimo de ser libre, vivir en paz y tener las cosas claras.
-Los diminutivos: “Me llamo Manuel como mi abuelo, pero me dicen Manolito”, han proyectado en ti la figura de tu abuelo, pero tienes prohibido crecer y superarlo.
-Los nombres compuestos: “Me llamo José Luís, por mi padre y mi abuelo”. Pobre de ti si la relación entre ellos era farragosa. “Me llamo “María José”, como dice Jodorowsky, “¡Catástrofe sexual!”.
-Los nombres feminizados o masculinizados: Mario, Josefa, Carmelo, Paula, corresponden a deseos frustrados de que naciéramos del sexo contrario.
¿Por qué no cambiarnos de nombre cuando este va cargado por un lastre que nos inmoviliza?
Nos aterra cambiarnos de nombre ya que tememos que dejaremos de ser reconocidos por nuestro clan. Tememos no ser reconocidos, ni identificados, no ser amados es el mayor temor que tenemos. Somos seres gregarios y pensamos que podemos morir si nuestro “clan” nos abandona, lo que es una herencia de nuestro cerebro arcaico.
Metafóricamente, el nombre que nos dan los padres es como un archivo del GPS que nos va indicando caminos digitalizados y guardados en la memoria familiar. Al nacer, nos instalan el archivo y vamos deambulando por el mundo por rutas más o menos pedregosas y abruptas, pero nos sentimos como en casa, porque ya fueron trazadas por el sistema operativo del árbol. Cambiarnos de nombre es arrojar el GPS por la ventanilla del coche y empezar a ver y  a recorrer nuevos caminos, conquistar territorios que no habían sido archivados por nuestro árbol. Es hacernos cargo de nuestro propio destino.
¿Cómo entonces llamar a nuestros hijos cuando nacen?
Alejandro Jodorowsky afirma que cada uno tenemos un nombre (podemos hacer aparecer a nuestro guía interior y pedirle nuestro nombre en un ejercicio de meditación o de visualización) que viene con nosotros incluso antes de ser concebidos. Es posible que durante la gestación, este nombre les llegue al mismo tiempo a ambos padres de forma telepática, si tienen suficiente capacidad de percepción. Si no es así, es el niño el que debe nombrarse más adelante. En el caso de tener que decidir como llamar al bebé, el nombre no debe haber existido en la historia de su árbol genealógico, ni haber pertenecido a personas o ideales de los que lo nombran.
¿Cómo podemos cambiarnos el nombre?
Cristóbal Jodorowsky dice que: “cambiar nuestro nombre interno nos permite continuar creciendo… Imaginemos que quiero recuperar ese nombre que me dieron, pero que está lastrado por innumerables proyecciones familiares… Supongamos que se trate de mi nombre: CRISTOBAL
-Moldearé con arcilla las letras de mi nombre, una a una…
-Las coceré una vez secadas para convertirlas en algo cerámico…
-Pintaré cada una de esas letras de forma que su mitad izquierda sea plateada y su derecha dorada…
-Con ese nombre que he creado lo introduciré en el interior de una gran bola de arcilla (como una pelota) Sobre esa inmensa pelota de arcilla pegarás las fotografías de todos los ancestros de tu familia: padres, abuelos, bisabuelos…
-Dejaremos que seque lentamente. (Durante nueve meses)
-Transcurrido ese tiempo, con un martillo dorado rompemos el “huevo”(es decir la pelota de arcilla que contiene en su interior las letras de nuestro nombre)
-Lavamos con agua bendita las letras de nuestro nombre. Las perfumaremos bien…
-Enterramos todo el material del huevo que hemos roto a martillazos y plantamos una bella flor.
-Para finalizar ese nombre debemos dejarlo en nuestro altar particular. Ese que ya nos hemos creado en algún lugar de nuestra casa.
(Nos habrá costado, pero de esa forma recuperamos el nombre…)